26.8.10

nada.



Cuando existe un extraño vacío que no se puede llenar con nada y la obsesión ya no puede asentarse allí es cuando nos damos cuenta de que no hay nada, nos desprendimos de absolutamente todo y nos lanzamos de nuevo y retomamos las cosas en el punto cero; antes de que la locura nos quitara la poca racionalidad que teníamos. Eso es al menos lo que me pasa ahora, o es quizás lo que siento que experimento con una lentitud extraordinaria: Me vacié, en todas las formas posibles me deshice de cualquier residuo que pudiese quedar y deje que las cosas simplemente siguieran su curso y se estableciera la divina realidad que creí me gustaría.
El problema fue darme cuenta que estaba en un estado de letargo, dormida en mi misma y cegada por "algo" que llenaba mis pulmones, mi existencia y mi corazón. Estaba tan acostumbrada a vivir colgada de una cosa que yo solía llamar sentimiento y todo dependía de eso... que ahora que no hay nada siento que no tengo de nada de lo que colgarme, que simplemente tengo ambos pies sobre la tierra y he aprendido a caminar bajo mis propios términos y condiciones: Todo, absolutamente todo se mueve a mi alrededor y camino entre las personas aceleradas tan despacio que las horas pasan como el aire por sobre mi cabeza.
Yo que toda mi vida he dicho lo mucho que me gusta estar sola, pienso que es sólo otra más de mis barreras para no aceptar que si lo estoy y que me esta cansando...




No hay comentarios:

Publicar un comentario