22.6.15
Después de tanto tiempo
me harté de esperarte
y se cayó el letrero
Fin de temporada
para todos los amantes de lo ajeno
Todos los teléfonos que esperan tu llamada
están ardiendo
Soy veraneante accidental
en la ciudad del viento
Subo la montaña que se oculta tras el vuelo de tu falda
Tengo en la memoria la estructura de los labios incorrectos
y otra de las formas que aparecen en los mapas que dibujas
19.6.15
Y entonces me di cuenta de una cosa elemental: Que quien no quiere luchar, no lo hace. Y no lo hace porque no quiere, porque es más fácil darse por vencido, decir no puedo más, que me gana, que me siento mal, que es mejor dejar las cosas hasta aquí porque no puedo con ellas. Es más fácil deshacerse de las responsabilidades, decir te amo de la boca para afuera, decir eres la mujer de mi vida pero dejemos todo hasta aquí… eso siempre es más fácil que ponerse en marcha y luchar por los que amamos, por los que nos hacen bien.
Porque al final quien ama, lucha. Así sin más. No es cobarde ni se miente, lucha.
17.6.15
15.6.15
"Para crear o romper un hábito uno tiene que hacer algo durante 21 días consecutivos. Después de las tres semanas, la acción repetida quedará interiorizada como una costumbre”.
Después de 21 días con sus satánicos viernes y sábados, puedo decir que la costumbre es, con un corrector a diario, borrar un pedazo de esta historia... dar vuelta las páginas interminables veces y escribir lo que yo quiera y cuando quiera... sin ti obviamente.
Será bueno o malo? a veces no me interesa...
11.6.15
24 de diciembre y otra vez terminamos.
Esta vez para siempre, lo sé porque no
te corrí —y nos despedimos.
Sin zapatos. Sin portazos.
Doblamos ropa y nos fuimos
por caminos separados.
Dejaste esa camisa de franela
que me gustaba, pero recordaste tomar
tu cepillo de dientes. ¿Dónde estás esta noche?
Richard, es Navidad otra vez
y los viejos fantasmas vuelven a casa.
Estoy sentada junto al árbol de Navidad
Preguntándome qué hicimos mal.
Pues, no funcionamos, y todos
los recuerdos a decir verdad no son buenos.
Pero a veces la pasamos bien.
El amor fue bueno. Me encantaba tu dormir chueco
A mi lado y nunca soñé con miedo.
Debería haber estrellas para las grandes guerras
como la nuestra. Debería haber premios
y mucho champagne para los sobrevivientes.
Después de todos los años de humillaciones,
el fracaso de varias vacaciones,
debería haber algo
para conmemorar el dolor.
Algún día olvidaremos aquel gran desastre en Brasil,
hasta entonces, Richard, te deseo lo mejor.
Te deseo amores fugaces y mucha agua caliente,
y mujeres más amables que yo.
Me olvidé la razón, pero te amé una vez,
¿recuerdas?
Tal vez en esta época, borracha
y sentimental, estoy dispuesta a admitir
que una parte de mí, enloquecida y kamikaze,
está lista para la anarquía, te ama todavía.
Un último poema para Richard - Sandra Cisneros
8.6.15
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